Comprando pescado en la calle |
Llevo unos cuantos días pensando como será volver a casa, curioso pensamiento cuando queda todavía la mitad de la escapada, muchas, nuevas experiencias y bastantes olas.
Creo que es porque lo más puro del viaje para mí se acaba, lo más salvaje y quizás un poco de miedo a las ciudades, coches, asfalto y demás mobiliario urbano. Como nos adaptaremos?
Nuestra vida en Santa Teresa es increible, tranquila como en un pueblo muy pequeño y con los mismos placeres que antaño: sentarse en un banco a charlar toda la tarde, paseos interminables, mañanas de anécdotas, comprar a los pescadores o fruteros, regatear precios... aquí nos conocemos todos, y se saluda prácticamente todo el mundo. Me encanta la vida de pueblo, está siendo genial descubrir ese contacto con la gente y con Yolanda, que habíamos perdido. Creo que estamos humanizándonos de nuevo y da vértigo perder esa sensación tan genial.
A la vuelta del surf... con el desayuno |
Por otra parte, el veneno del surf, está totalmente instalado en la sangre y cómo reaccionará el cuerpo a la falta de salitre. Para alguien de Madrid es difícil medir cuando no has tenido el mar cerca y ahora que lo tienes a diario y perfecto, dejarlo es como que te arranquen una parte de tí. Sólo espero saber hacerlo y asumir el síndrome de abstinencia con dignidad.
Pero que digo?? Si nos vamos a Hawaii!!!
Lo que queda de Cabuya |
Se ve que estáis disfrutando con la experiencia, seguid así y no dejéis de contarnoslo.
ResponderEliminarGli.
jajjajajajja
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